Elaborado a base de láminas muy finas de carne o pescado crudo, aderezadas con aceite de oliva, sal, zumo de limón y otros condimentos. Suele estar acompañado de lascas de queso parmesano. Aunque originalmente se preparaba principalmente con carne de buey, los carpaccios se han popularizado enormemente en el mundo culinario y actualmente los podemos encontrar de frutas y verduras también. Podríamos afirmar que, en la gastronomía actual, un carpaccio puede estar constituido por cualquier alimento que se presente crudo o marinado, cortado en láminas finas y acompañado de un aliño.
La invención de este plato es relativamente moderna. Fue creado a mediados del siglo XX en la ciudad de Venecia por Giuseppe Cipriani, quien ideó este plato para una condesa a la que el médico le había recomendado seguir una dieta rica en carne cruda. Según he leído en un libro de cocina italiana, su autor le dio este nombre en honor a un pintor llamado Vitorre Carpaccio, porque el color de la carne cruda le recordaba a la gama cromática que el artista solía utilizar. Cierto o no, es una bonita anécdota.