Es un plato típico de la cocina italiana que consiste en carne de cerdo (normalmente un cerdo entero), desprovista de huesos y que ha sido asada al horno (tradicionalmente se hace en horno de leña, pero por las normas higiénicas de hoy en día, se ha empezado a utilizar hornos de acero, eléctricos o de gas). La tradición de la cocina italiana hace que la carne se aromatice con diversas hierbas como puede ser romero, ajo, hinojo y otras plantas silvestres. La relevancia de este plato en la cocina italiana ha hecho que el ministro de agricultura italiano lo haya denominado Prodotto agroalimentare tradizionale.
Aunque se podría pensar de otro modo, la carne de cerdo así cocinada no es un alimento graso, ya que el proceso de cocción hace que las grasas se disuelvan por el calor. Debe servirse fría, y aunque es libre de aditivos y conservantes, sigue siendo sabrosa y aromática durante al menos dos semanas si se mantiene en la manera correcta.